Da la sensación que en cada lanzamiento de nuevos modelos de telefonía móvil se ha aportado grandes avances. Mayor resolución, una cámara más rápida y potente, capaz de ofrecer calidades que giran hacia la competencia de las tradicionales cámaras fotográficas.
Hace menos de un año apareció un terminal que incorporaba un sensor biométrico que permite, entre otras cosas, desbloquear el aparato con las huellas dactilares. No fue una invención, pero sí ha supuesto una revolución para estos aparatos del que, desde hace tiempo, no nos distanciamos ni para ir al baño, porque hasta la fecha esta tecnologíano había bajado al territorio del consumo masivo.
Ahora, ese gesto que con una pequeña inversión podías realizar en los accesos a algunos edificios o gimnasios se puede hacer desde un «smartphone». No obstante, ese iPhone 5S, el último modelo de teléfono de Apple, ha marcado un punto de inflexión, que le han seguido firmas tecnológicas como Samsung con el Galaxy S5.
De su sucesor, que podría llamarse o bien iPhone 6 o iPhone Air, poco o nada se sabe. Oficial, sin duda, nada, como suele suceder, pero atendiendo a las filtraciones podemos deducir por dónde van los tiros. Se habla que el nuevo móvil de la manzana mordida será más fino que el modelo actual, más grande (4,7 pulgadas) para seguir la tendencia del mercado (es curioso que hace años la tendencia era ir hacia la mínima expresión y en la actualidad el tamaño mayor marca la pauta), que continuará precisamente con Touch ID -y que podría dar el salto al nuevo modelo de iPad- y, por supuesto, que vendrá cargado de mayor potencia y resolución. Ese sensor, y por qué no, podría tener un hermano que reconocería con el iris al propietario del «smartphone».
Con los pequeños cambios que se añadieron a los anteriores modelos, existe una gran presión para que lo nuevo sea más nuevo y mejor, que sea una importante revisión, y es posible que este sea uno de los modelos que más se espera por parte de los consumidores. Se ha especulado que el próximo iPhone, que podría presentarse en verano, no se bajará del carro de los precios altos. Incluso, según se ha comentado en las últimas semanas, se subirá el precio unos cien euros para convertirlo en un objeto cercano al mercado del lujo en aras de ahondar en concepto de exclusividad, un deseo que consiguió en sus primeros años.
¿Cómo debería ser? ¿Qué debería aportar, por ejemplo, para revolucionar el sector y devolverlo al camino de la innovación? Apple ha presentado cada año nuevos avances, por lo que sería extraño ver un iPhone 6 solo con una mejor cámara y un mejor procesador, se espera que se innove mucho en hardware. Por lo pronto, el tamaño actual puede ser un inconveniente para algunos usuarios que buscan algo que sirva para hablar por teléfono -que aunque sea un gesto que se hace cada vez menos a tenor del notable crecimiento de la mensajería instantánea- pero a su vez poder navegar y, por qué no, reproducir contenidos audiovisuale sin que te dejes los ojos. Por esta razón, una diagonal de 5 pulgadas, que es lo que está de moda ahora, estaría al filo de lo aparatoso.
Descartado que supere las 5 pulgadas, la estética y el armazón del mismo debería ir hacia lo vanguardista, hacia un cambio en la estética que ha acompañado a este teléfono desde el principio. Bordes redondeados, líneas elegantes y fabricado en un material como el aluminio. Y, por qué no, ocultar los sensores con un chasis de polímero dispersado de cristal líquido (PDLC) que permitiría cambiar la opacidad. ¿Deseable? Sí, pero poco probable. Además, si consigue que la delgadez sea mínima, por ejemplo, a la mitad de lo actual, podría asombrar a medio mundo con un móvil que bien podría compararse con una carta de naipes.
La pantalla debería ser una de las más avanzadas de todos los modelos de la competencia, por ejemplo, resolución Quad-HD de 1.440 x 2.560 píxeles - densidad de 538 píxeles por pulgada- que estaría muy por encima de lo existente. En cuanto a si será flexible, es uno de los deseos, pero siendo realistas es poco probable que llegue en esta ocasión. Es seguro que el nuevo iPhone será mejor en cuanto a rendimiento, pero habría que mejorar características como la multitarea y ser más personalizable, al igual que, por pedir, una mejora del sistema de reconocimiento de voz Siri, que pudiera ser utilizado sin conexión y, ya de paso, que pudiera estar «escuchando todo el rato». La discusión y el debate está abierto.
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